sábado, 23 de junio de 2012

PARA QUE SIRVEN LOS ARBOLES.
De las aspirinas a las frutas, pasando por el papel, la madera o la sombra, su aporte al bienestar humano es inagotable. Regulan la temperatura, purifican el ambiente y evitan la erosión del suelo. Vea la infografía
Si se compara la larga lista de las cosas que el hombre recibe del árbol con los pocos cuidados que éste necesita para vivir, se llega fácilmente a la siguiente conclusión: el árbol puede vivir sin nosotros, pero nosotros no podemos vivir sin él.
Se sabe lo clásico: que nos da la madera y el papel. Pero la mayoría ignora que la aspirina –hoy sintetizada en laboratorio- tuvo su origen en el sauce blanco, cuando en 1829 un farmacéutico francés, Pierre-Joseph Leroux, extrajo de él la salicina, su principal componente.

Existe además otra gran cantidad de remedios naturales que se fabrican a partir de las flores, las hojas, la resina o el látex de los árboles, incluyendo diuréticos, relajantes y vasodilatadores.
En áreas rurales, el árbol combate la erosión de los suelos y sus raíces fijan las orillas de los ríos impidiendo que las corrientes las “devoren”. Contribuye también a evitar inundaciones por la cantidad de agua que retiene.
Actúa como un purificador de la atmósfera porque absorbe grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) y libera el oxígeno necesario para vivir.
Su presencia es por lo tanto vital en las ciudades, en las cuales además regula la temperatura, no sólo por la sombra que da su copa, especialmente en verano, sino porque su “respiración” humedece el ambiente. Compensa así el exceso de cemento urbano que, como se sabe, incrementa el calor. “Gracias a la fotosíntesis, el árbol es nuestro mejor aliado en la lucha contra el calentamiento global”, dice el botánico francés Francis Hallé.

Existe una vida subterránea posible gracias al árbol: gusanos y mamíferos viven de sus raíces que también albergan hongos –la codiciada trufa entre otros-, líquenes e insectos. A orillas del río, muchos peces anidan en los recovecos de esas raíces, como los pájaros en sus ramas.

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